Capítulo #

Hacía ya tiempo que los días parecían más grises, o con colores que no correspondían. Era como una sensación de incomodidad, de no poder concentrarse, una continua somnolencia. Y era precisamente por eso por lo que no sabía cuánto tiempo llevaba así, ni con que intensidad, pero en el fondo no estaba tranquilo.
Fue a ver al anciano. Los humanos le llamaban así porque llevaba mucho tiempo allí, pero no presentaba síntomas de vejez. Le gustaba hablar con él porque cuando lo hacía despertaba un poco de aquel molesto "sueño", a pesar de que las historias que oía de él eran de lo más fantasiosas. No fue una conversación especialmente relevante, fue larga y conocida, pero le hizo dar rienda suelta a su imaginación mientras permanecía sentado en aquella raíz que, según el anciano, llegaba hasta el centro del mundo.